Lanzado en 1971 siguiendo los pasos de su predecesor, se convirtió instantáneamente en un objeto de culto entre espeleólogos, vulcanólogos y exploradores de todo el mundo.
Robusto y sofisticado, se ha distinguido por sus colores: desde el gris metálico hasta la aguja naranja, que se han convertido en su sello distintivo.
Bv aporta una nueva forma de diferenciarse al Explorer II, haciéndolo único.
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