En la década de 1960, las actividades comerciales en océanos y mares realizadas por organizaciones profesionales requerían inmersiones prolongadas. Rolex diseñó así relojes de seguridad para realizar operaciones de buceo a gran profundidad. Un reloj deportivo de lujo, ideal para los amantes de las experiencias extremas.
Con una profundidad oficial de 4.000 pies (1.220 metros) y de 12.800 pies (3.900 metros) para el Sea-Dweller Deepsea, es el reloj capaz de afrontar las mayores profundidades del planeta.
A esa profundidad, los abismos ya no son azules, sino negros. Como un Bv.
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